El Unicaja le quitó la corona al Real Madrid con una exhibición

El Unicaja de Málaga es un grande de Europa. Se vea desde la perspectiva que se quiera ver. El club malagueño dio una clase magistral en la final de la Copa del Rey de Gran Canaria 2025, borró del mapa al Real Madrid (93-79) y es campeón. Ya no son casualidades, es el plan perfecto. El de una gente entregada. Un equipo con roles claros. Y mucha dinamita de Kameron Taylor, Kendrick Perry, David Kravish y compañía.

Al Unicaja le salió todo a la perfección. No dejó que el Madrid mandase más allá de una ventaja testimonial en el segundo cuarto. Le batió igualando el rebote, neutralizando un ataque en el que solo Campazzo (11+5+6) ejerció de estrella mundial y aparecieron sus héroes. Se encuentran por el nombre de la clase de David Kravish (20), la pólvora de Kendrick Perry (27 puntos) o el todocampismo de Kameron Taylor (15+8).

Pero nada sería lo mismo sin Ibon Navarro. Llevó a un plan a la gloria con la gestión perfecta del rol. Desde el talento hasta la lucha de jugadores sin tantos focos que suman en su faceta. Es un equipo campeón y patrimonio del baloncesto europeo.

Primera parte igualada

Una final es siempre una final. Con esa base partió un partido con planes claros. Los del Madrid pasaron por sacar faltas a Yankuba Sima y el catalán cometió dos rápidas. Pero el Unicaja no se cortó, golpeó con triples de Osetkowski y Perry, el propio Sima dejó el mejor mate de la Copa sobre Ndiaye y exigió que el club blanco respondiese con dos triples de Alberto Abalde (11-10, 4′).

Pese al acierto no fue una presentación bella de final. Las revoluciones, lógicamente, van altas. Con el Unicaja algo más acertado por el trabajo ‘sucio’ de Barreiro y Kravish (18-15, 10′). El Madrid contestó con Hugo González. Se hacía más mayor todavía en la élite con un enorme 2+1 acompañado por un triple desde la esquina. Respuesta de crack.

Metió en cintura al Madrid. También le dio compostura Serge Ibaka, muy presente en los dos lados de la cancha. Pero no terminó de carburar el ataque pese al primer liderato que dio Llull. El balear no empezó bien en la generación como en otras eliminatorias y lo aprovechó el Unicaja con Perry y Sima, trabajador pese a acumular tres personales (31-27, 16′).

El campeón no se agobió. Sacó una antideportiva, de nuevo al límite del reglamento, a Osetkowski sobre Musa. Y Mario Hezonja devolvió con 2+1 un triplazo de Kravish. Les pegaba al descanso (39-36) pese a que Carter se iba al intermedio con un canastón.

Golpe del Unicaja

Pero no significó, al contrario de lo que ocurrió en la semifinal, ver a un Real Madrid más enchufado en la reanudación. Tavares sí, pero la mala selección de Hezonja y Musa daba alas a un Unicaja donde Taylor hacía las delicias y Kalinoski emergía por primera vez en la Copa del Rey. El ataque andaluz había llegado.

Un espacio que a un equipo así no se le puede dar. El Madrid pasó de ser el dominador del rebote a verlos embarrados. Y Unicaja fue pura combustión exterior. Kravish golpeó frontal y Kalinoski tras otro desconcierto atrás blanco. Golpe muy serio que tuvo que limitar, como pudo, el Madrid. Campazzo cogió por los cuernos el momento y sacó seis puntos seguidos que aportaban algo de calma a la situación (56-50, 27′).

Pero solo estaba Campazzo (más una ‘bomba’ de Feliz y el tiro de Llull sobre la bocina de todos los partidos importantes). Hezonja dio un paso atrás y las luces de sus demás compañeros no se encendían. Unicaja lo leyó y con Taylor, el más constante, y Carter devolvían por completo el trabajo del ‘7’ blanco. Se presentaban a los 10 minutos finales con una renta de 9 puntos (64-55).

Toma y daca

La situación para el Madrid bordeó lo dramático. Llull y Feliz daban oxígeno, pero el Unicaja no cambiaba un ápice su plan enérgico y de partido. Perry tomó el relevo de Taylor y abrió un mar de oportunidades desde la media distancia que seguían construyendo la montaña en contra para el campeón defensor.

Se hizo un Everest. Sin bombonas de oxígeno. Ibon quería seguir jugando y sus ‘soldados’ lo aplicaron. Kravish siguió con su lección desde el tiro, Perry volvió a repetir medicina y el Real Madrid veía como las opciones empezaban a disminuir drásticamente. Tavares y Feliz impedían un margen más allá de los 10, pero la situación era crítica.

En clave blanca, necesitaban héroes. Hezonja y Campazzo dieron vida desde fuera. Pero el Unicaja no iba a soltar su actitud. Kravish, con un partido monumental, apareció en el frontal y desató, de nuevo, la locura. Lo acompañó con una defensa magistral al base argentino y Perry sumó desde la personal para otro directo al mentón (82-70, 35′).

El base con pasaporte montenegrino y Kravish fueron el pegamento de la victoria. Sumaban desde la personal mientras al Real Madrid se le iba el tiempo y las ideas. Llull podía meter un triple, pero mantener el acierto en el tiempo fue imposible. Cada balón fallado blanco, era vida verde. La corona, en la mano.

Que se certificó con la estocada final. Kendrick Perry, en esa faceta de dinamitador, encontró un triple desde su casa, lo metió e hizo el gesto de la corona. El golpe (93-77, 39′) definitivo al Real Madrid. La Copa del Rey era del Unicaja.

Y su banda no dejó de sonar. «Vuela el Carpena», dicen. «Puede ser mi gran noche», es su otra banda sonora. Unicaja, grande de Europa. Y campeón en Las Palmas. El rey.

Fuente: Marca.com

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